Frankie Bono se crió en un orfanato, ahora es un asesino a sueldo que viaja de Cleveland a Nueva York, en vísperas de Navidad, para un trabajo: eliminar a un mafioso de segunda fila llamado Troiano. Frankie es un tipo solitario, meticuloso, sus relaciones sociales son las estrictamentes necesarias para cada trabajo, pero un antiguo conocido, un traficante de armas y una chica que "tenía algo especial" se cruzan en su camino y todo tomará un rumbo diferente.
Blast of Silence es una de las últimas muestras de gran cine negro que influiría a multitud de filmes y que con el paso de los años se ha convertido en una pequeña película de culto. El nihilismo de su propuesta, junto con una fotografía en blanco y negro y una estética sencilla pero contundente, hace que pensemos en multitud de referentes en apariencia dispares como el noir polar de Melville, las primeras películas de Cassave- tes o en Atraco Perfecto de Kubrick. La influencia posterior más notable es la reconocida por el propio Scorsese para Taxi Driver. Frankie Bono es un personaje muy cercano al Travis encarnado por De Niro. Las citas religiosas del protagonista justificando su trabajo, "las hermanas del orfanato solían decir: las sendas del Señor son misteriosas. Me enviará el Señor para liberar al mundo de gente como Troiano", son constantes en el trabajo de Scorsese. Frankie pasea por los suburbios desérticos, casi abandonados, fantasmales espacios y calles saturadas de neones y salas de strip-tease como la 42th Street, la misma por la que paseaba Travis en Taxi Driver observando asqueado a los transeuntes.
El actor protagonista es el propio director, Allen Baron, se
convierte en una extraña mezcla de George C. Scott y Robert De
Niro a los que recuerda mucho físicamente. El papel lo iba a
interpretar sin cobrar Peter Falk, amigo del cineasta, pero ya
estaba comprometido para trabajar en televisión y en Un gánster
para un milagro de Frank Capra y decidió hacerlo él mismo. La
película, que fue a su vez su primer largometraje, se rodó en tan solo 15 días, Baron tenía 26 años y escasa experiencia en la
realización, un par de capítulos en televisión y algunos spots y
menos aún como actor, fue uno de los secundarios de Cuban
Rebel Girls (1959), la última película protagonizada por Errol
Flynn y que narra la historia de un grupo de mercenarios
ayudando a Castro contra Fulgencio Batista, aún así tenía las
ideas muy claras sobre lo que quería hacer. Fue rodada con un
presupuesto de unos 40.000 dólares y de forma cronológica,
siguiendo el orden narrativo de cada secuencia, a fin de diponer
de un primer copión de la película a medida que se iba trabajan-
do y de esta manera filmar únicamente lo necesario. Además
optó por lo que se conoce en el mundo del cine independiente
como Guerrilla Filmmaking, rodar con equipos muy reducidos,
utilizando cuanto hay disponible a su alcance y rodando a menudo en la calle en localizaciones reales sin previo aviso y sin
permisos, de ahí el apelativo "guerrilla", por el riesgo a deman-
das y multas, por eso existen esas tomas distantes tan abiertas
por las calles de Nueva York al amanecer, los travellings tomados
desde un coche con el protagonista caminando y hasta alguna
persona mirando a cámara sin disimulo. La película rodada en
blanco y negro, de 75 minutos de duración, fue rodada en
Manhattan, y posee un conjunto de tomas y planos de gran
belleza fotográfica de la ciudad de Nueva York a principios de los
años sesenta. La parte final se rueda en las orillas de Long Island
que durante esos días fueron abatidas por un fuerte temporal, lo
que le hace ganar en autenticidad ya que la costa este estaba
siendo azotada por el huracán Donna.
Blast of Silence posee algunas características que la hacen
diferente y adelantada a su tiempo y al cine negro de la época,
como por ejemplo Underworld U.S.A. (Samuel Fuller, 1961).
Estaba más próxima al cine experimental e independiente que
por entonces se hacía en NYC que a la serie B, feudo habitual del
género negro. El operador de cámara Erich Kollman ya había
trabajado para Cassavetes en Shadows, 1959, una de las piedras
angulares del llamado New American Cinema y alentó el
manifiesto escrito por Jonas Mekas, crítico y cineasta experi-
mental lituano afincado en NYC después de la 2a Guerra Mundial,
y que apoyaron otras 26 personalidades del cine independiente
neoyorquino. En el rechazaban la intervención de productores, distribuidores e inversores en su trabajo e intentaban demostrar
que se pueden hacen buenas peliculas con muy bajos presu-
puestos y con salida fuera de los EE.UU.
En resumen, una gran película, que no fue estrenada en España y
que ha sido recientemente editada en dvd por The Criterion
Collection y Bang Bang Movies. Su influencia abarca films tan
diferentes como pueden ser Maniac (William Lustig, 1980), El
silencio de un hombre (Melville, 1967) o la ya citada Taxi Driver
(Scorsese, 1976). Una historia criminal minimalista centrada en
el desencanto de su protagonista y que filma de forma casi
documental la ciudad de Nueva York.
Destacar también la potente banda sonora jazzística de Meyer kupferman, compositor y clarinetista, que utiliza contrastes acústicos basados en la utilización simultánea de ritmos, texturas e inflexiones atonales que impregnan las imágenes de un tono trágico de dolor y tristeza y ponen en relieve la complejidad emocional del protagonista de la historia.
Destacar también la potente banda sonora jazzística de Meyer kupferman, compositor y clarinetista, que utiliza contrastes acústicos basados en la utilización simultánea de ritmos, texturas e inflexiones atonales que impregnan las imágenes de un tono trágico de dolor y tristeza y ponen en relieve la complejidad emocional del protagonista de la historia.
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